#LaHoraDeLaVerdad
Por Máximo Cury
En tiempos donde el ruido digital compite con el silencio interior, la República Dominicana—como muchos rincones del mundo—parece caminar sobre una cuerda floja entre la hiperconexión y el vacío. Las plataformas digitales, inicialmente creadas para conectar, informar y empoderar, hoy parecen fomentar una cultura del instante, del algoritmo que premia lo superficial y castiga lo profundo.
🧠 Tendencias vacías, identidad en pausa
La viralidad se ha convertido en un fin, no en un medio. Influencers sin influencia real, bailes sin contexto, opiniones que se evaporan a la velocidad del scroll. ¿Dónde queda el pensamiento crítico, la búsqueda de propósito, el diálogo intergeneracional que formaba parte del tejido social dominicano?
Estas “tendencias vacías” no sólo redefinen el consumo cultural, sino que también anestesian el cuestionamiento. Es vivir una vida llena de contenido, pero sin contenido de vida.
🌱 Recuperar el sentido en lo cotidiano

Para “vivir una vida llena de nada” hay fórmulas sencillas pero corrosivas:
- Evadir la realidad con entretenimiento constante
- Reemplazar el contacto humano con reacciones digitales
- Confundir popularidad con relevancia
- Medir el valor personal en likes y seguidores
Pero también hay antídotos:
- Cultivar espacios de pensamiento y creación local
- Reivindicar la educación emocional y cultural
- Apostar por el arte, la lectura, la conversación auténtica
🇩🇴 ¿Qué podemos hacer desde aquí?
Este artículo no busca condenar la tecnología, sino invitar a usarla como herramienta, no como sustancia. En una sociedad tan rica en historia, talento y resiliencia como la dominicana, es posible reconectar con valores que trascienden el scroll eterno. Porque una vida verdaderamente llena no depende de la cantidad de contenido, sino de su significado.